Compartir el menú del día, ¿necesidad, moda o morro?

Compartir el menú del día, ¿necesidad, moda o morro?

Como todo, el popular menú del día ha subido notablemente en los últimos años. Encontrar en las grandes ciudades algo por menos de 10 euros es prácticamente imposible, así que ha tocado aumentar presupuesto para comer fuera. Algo que parece haber animado a algunos a compartir un único menú entre dos comensales. ¿Pero es necesidad o un poco morro? ¿Y se puede exigir como cliente o un local está en todo su derecho a negar esta opción? 

“Dejamos que comparten el menú, jamás se lo hemos negado a nadie, pero tenemos la opción de medio menú y la ofrecemos también. Aunque hay gente que tiene mucha cara y dice que no le interesa, que prefieren compartir uno”, nos cuenta Felipe Correia. Fue él quien hace unos días y a través de su canal de TikTok (@soyfelber) puso el tema encima de la mesa y encendió un debate en el que no parece fácil conciliar las opiniones de algunas clientes y hosteleros.

Correia trabaja en el bar de sus padres, Tabernalia de los Estudiantes, ubicado en Zaragoza y donde ofrecen un menú diario a 13 euros, con opción de medio menú a 10 euros. Cuatro o cinco platos a elegir de primero y otros tantos de segundo. “Todo casero y mucha cantidad. Ese es otro debate que tengo con mi padre, ponemos tanto que cada vez más gente pide medio menú y otros lo quieres compartir”, explica.

Los motivos de su preocupación o queja son evidentes: el ticket corresponde a un único menú, pero el espacio y servicio es para dos personas. “A mí no me importaría si no fuese porque ha venido gente a comer y no había sitio para ellos. Y mirando por el negocio, esta práctica no es rentable”, nos cuenta.

El menú no se comparte

Alberto García Moyano está muy de acuerdo con esta reflexión. Él puede hablar del tema desde los dos lados: como parte del negocio de varios bares de Barcelona y también como cliente asiduo de menús del día en la ciudad. “Si hay un menú de 12 euros y yo pago 6 y el otro 6, estás teniendo la atención de un camarero para dos personas por el precio de la atención de una, y eso es injusto”.

El propio concepto de menú del día -defiende- ya lleva implícito que es para una persona, que tiene sus platos, mesa, bebida, postre, café o lo que incluya. Además, remarca, los márgenes en este tipo de oferta ya van muy justos, con lo que recurrir a esto de partirse el menú puede ser un problema para el negocio.

¿Pero realmente podemos hablar de una moda? Moyano asegura que le ha llegado el runrún por las redes sociales, pero en otros negocios consultados de Barcelona aseguran no haber notado nada. Gerard Sucarrats, director de Pepa Tomate -con locales en los barrios de Gràcia y Sant Antoni- comenta que no tienen una política al respecto en sus restaurantes porque nunca ha pasado.

“Tenemos el menú a 15,95 euros, que está bastante bien de precio, y el medio menú a 10,95 euros. Si alguien quiere comer menos coge el medio menú, hace un plato, bebida, postres y listos. A veces hacen un menú y completan con platos de la carta y lo comparten todo, pero no nos afecta negativamente porque el ticket medio es el mismo o incluso más elevado”, detalla.

No obstante, en el bar de los Correia en Zaragoza parece ser algo bastante habitual. ”Ocurre alguna que otra vez cada semana, los clientes que suelen venir a comer son profesores de un instituto cercano y muchos trabajadores de fábricas. Como repiten habitualmente, al que ya le hemos dicho que si una vez, si vuelve la semana siguiente, se lo volvemos a permitir”.

Informar antes

Cada menú y cada cliente será un mundo, así que resulta difícil trazar las razones sociológicas o económicas del asunto. Más allá de lo evidente: gastar menos a la hora de comer. “Si realmente hay una necesidad y la gente está muy justa de dinero, puedo llegar a entenderlo, pero me da la sensación de que en la mayoría de los casos no es así”, señala Alberto García Moyano.

“Hay que tener en cuenta que hay gente trabajando y que los márgenes son muy justos en muchos negocios. Además, estoy convencido de que en la mayoría de bares, si hay una necesidad te van a atender sin ningún problema”, defiende.

Moda o no, el caso es que ya hace años que en muchos bares y restaurantes se especifica que no se puede compartir el menú. Una forma de curarse en salud, evitar tener que dar explicaciones y ahorrarse situaciones incómodas.

A falta de una regulación específica sobre el asunto, informar antes y de forma clara es la clave. ¿Pero se podría llegar a exigir un consumo mínimo y, de esta forma, evitar que una mesa comparta menú? Trasladamos la pregunta a Facua, que confirma que se trata de un tema muy complejo.

“Se podría hacer -explica Rubén Sánchez, responsable de la organización- pero siempre indicándolo antes”. De todos modos, señala, es una práctica poco común y nada recomendable para los negocios, porque marcar una cifra mínima para consumo puede ser muy mal visto por el cliente. “¿Si no llegara a ese supuesto ticket mínimo, tendría que pedirte ya el postre o el café para alcanzarlo o puedo esperar a después?”, se pregunta en voz alta para ejemplificar lo absurdo del asunto.

«Con el táper de casa»

Martín Habiague, director de la Fundación Mescladis, se suma a los que no han notado ningún cambio en los clientes del menú del día de los cuatro restaurantes de Barcelona que ahora conforman este proyecto social de integración laboral.

Compartirlo no es algo habitual, pero asegura que si ocurre no hay mayor problema, y que incluso hay quienes en algunos de los locales se traen el táper de casa. Y no pasa nada. “No hay una política al respecto, tampoco incentivamos que una mesa pida un menú para dos porque es verdad que los márgenes son muy justos, pero si alguien quiere hacerlo, no hay problema”, explica.

Aunque los precios hayan vuelto a poner de actualidad el tema, en realidad no parece que lo de compartir el menú -o intentarlo- sea algo nuevo o normalizado. Tampoco un tema fácil de solucionar cuando se plantea, porque frente a la lógica del cliente de querer pagar lo menos posible, están los números y la rentabilidad del negocio.

Los cada vez más habituales medios menús, la opción de plato del día -que todavía suena un tanto exótica en un país dado a comidas abundantes y largas- y ajustar cantidades para evitar tentaciones parecen el camino a seguir para que reine la paz a la hora del menú.

Fuente: La Vanguardia
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