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España y la inteligencia artificial: una transformación silenciosa en el empleo del presente

La inteligencia artificial (IA) ya no es una promesa del futuro. En España, se ha convertido en una herramienta cotidiana que impacta directamente en cómo trabajamos, producimos y nos relacionamos con el conocimiento. Más allá de titulares espectaculares o distopías tecnológicas, la realidad muestra que miles de trabajadores en nuestro país ya utilizan, en mayor o menor medida, tecnologías basadas en IA en su día a día.

Este fenómeno está ocurriendo a un ritmo más acelerado de lo que muchas empresas y organismos imaginaban, y plantea retos urgentes en materia de formación, adaptación organizativa y cohesión digital.

La IA ya está aquí (y en casi todas partes)

Aunque no siempre se perciba, el uso de la inteligencia artificial está muy extendido en el entorno laboral español. Desde profesionales que automatizan tareas administrativas con herramientas como ChatGPT o Copilot, hasta empleados del sector logístico que optimizan rutas con IA, pasando por creativos que generan imágenes o textos mediante algoritmos generativos.

Esta adopción es transversal: se da en grandes empresas del IBEX 35, en startups tecnológicas, en pymes industriales y en el sector servicios. Lo relevante no es solo el uso de la IA, sino la naturalidad con la que se ha integrado en los flujos de trabajo, sobre todo en sectores como la consultoría, el marketing, la educación, la banca y la programación.

Sí mejora la productividad… pero falta estrategia

Diversos informes como los del Observatorio Nacional de Tecnología e Innovación (ONTI) o DigitalES coinciden: el uso de IA mejora la productividad en más del 80% de los casos estudiados. Tareas más rápidas, decisiones más informadas y una mayor capacidad de innovación son algunos de los beneficios más destacados.

No obstante, esta transformación no siempre está respaldada por una estrategia corporativa clara. Muchas empresas aún no cuentan con planes específicos de adopción tecnológica, y dejan en manos del interés individual la incorporación de estas herramientas. Esto genera una brecha interna: empleados que sacan ventaja de la IA frente a otros que quedan rezagados.

Freno 1: la falta de formación estructurada

Uno de los principales obstáculos detectados en el tejido empresarial español es la falta de formación formal en inteligencia artificial. Según datos de la Fundación Cotec y la CEOE, casi el 50% de los trabajadores que utilizan IA se han formado por su cuenta, sin respaldo de su empresa. Plataformas como Coursera, Udemy o los MOOC de universidades han suplido en parte esta carencia.

Este aprendizaje autodidacta, sin embargo, genera desigualdades. Las personas con más recursos, tiempo o habilidades digitales tienen más facilidad para aprovechar estas tecnologías, lo que puede ensanchar la brecha entre profesionales digitales y analógicos.

Freno 2: barreras culturales y éticas

Aunque España avanza en digitalización, muchos sectores aún muestran resistencia al cambio, sobre todo en empresas tradicionales o en puestos con baja rotación. El temor al reemplazo de empleos, la desconfianza en los algoritmos o la falta de comprensión sobre cómo funciona la IA son factores que frenan su expansión, especialmente entre trabajadores mayores de 50 años.

Además, existe una falta de cultura de innovación en algunas organizaciones, donde la IA se ve como una moda o un lujo y no como un cambio estructural.

Brecha de género y acceso desigual

La brecha de género digital también se reproduce en el uso de inteligencia artificial. Diversos estudios del Instituto de las Mujeres y del INE revelan que las mujeres están subrepresentadas tanto en el aprendizaje de herramientas de IA como en los sectores donde más se aplican (STEM, programación, big data).

Sin una intervención consciente desde las empresas y las políticas públicas, esta brecha podría consolidarse y traducirse en menores oportunidades profesionales para las mujeres en un mercado cada vez más automatizado.

La IA también transforma la vida diaria en España

La penetración de la inteligencia artificial no se limita al trabajo. En los hogares españoles, asistentes virtuales, apps de salud, traductores inteligentes o plataformas de ocio personalizadas ya forman parte del día a día de millones de personas.

Este fenómeno que afecta a estudiantes, jubilados, autónomos y familias plantea una reflexión: ¿estamos dotando a la ciudadanía de las herramientas necesarias para comprender y dominar esta tecnología? ¿O estamos dejando que la innovación avance por inercia?

Claves para un futuro inclusivo

España está en una posición estratégica: cuenta con talento, infraestructuras digitales, universidades potentes y fondos europeos orientados a la transformación digital (NextGenerationEU). Pero para aprovechar la oportunidad de la IA de forma justa, es necesario actuar:

  • Impulsar la formación en IA en todos los niveles, desde la FP hasta la universidad, incluyendo programas de reskilling para adultos.
  • Incluir la ética, la transparencia y la supervisión humana en cualquier estrategia empresarial de inteligencia artificial.
  • Garantizar que las pymes accedan a soluciones de IA asequibles y adaptadas a sus necesidades.
  • Luchar contra la brecha de género digital desde la infancia con referentes, formación y políticas de igualdad.
  • Crear entornos de trabajo híbridos y flexibles, donde humanos e inteligencia artificial colaboren sin exclusión.

Sin duda alguna  lo que está en juego no es el futuro, sino el presente. España ya está inmersa en una transformación silenciosa que está reconfigurando las reglas del juego laboral y social. No se trata de sustituir a las personas, sino de potenciar sus capacidades. Pero esa transformación solo será beneficiosa si se hace con visión, con equidad y con formación.

En esta nueva etapa, la inteligencia artificial no debe ser un privilegio de unos pocos, sino una herramienta común para un desarrollo más justo, sostenible y competitivo.

 

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