Advertisement

Ejercicio físico bajo el agua: el gran aliado de las personas con obesidad para perder peso y mejorar la funcionalidad corporal

El ejercicio acuático está ganando popularidad como una de las alternativas más eficaces y seguras para las personas con sobrepeso u obesidad que buscan mejorar su salud y bienestar. En particular, los ejercicios aeróbicos realizados bajo el agua han demostrado ser una forma sobresaliente de perder peso, reducir la circunferencia de la cintura y mejorar la funcionalidad del cuerpo en general. Esta tendencia es respaldada por un análisis reciente publicado en la revista BMJ Open, que proporciona evidencia científica sólida sobre los beneficios de la actividad física acuática en personas con sobrepeso y obesidad.

El principio de Arquímedes: la clave de la flotabilidad

Una de las características más destacadas del ejercicio acuático es la reducción de peso que experimentan las personas al sumergirse en el agua. Según el principio de Arquímedes, un objeto sumergido en un fluido experimenta una fuerza de empuje hacia arriba que disminuye su peso aparente. Este fenómeno se aplica a las personas con sobrepeso de manera muy significativa: cuando un cuerpo se sumerge hasta la altura de la clavícula en el agua, puede llegar a sentirse hasta un 90% más ligero. De este modo, si una persona pesa 100 kilos en tierra firme, al entrar en el agua podría sentirse como si pesara solo 10.

Este fenómeno de flotabilidad permite que las personas con sobrepeso u obesidad puedan realizar ejercicios sin la presión sobre las articulaciones que ocurre al hacerlos en tierra. Esta característica es fundamental, ya que muchas personas con obesidad sufren de dolor en las articulaciones, lo que hace que el ejercicio tradicional resulte una tarea difícil o incluso riesgosa. El agua proporciona un soporte natural que facilita la movilidad y el ejercicio sin poner en riesgo las articulaciones.

Estudio reciente confirma los beneficios

El análisis realizado por un equipo de investigación de la Universidad Nacional Pukyong, en Busan, Corea del Sur, revisó 10 ensayos clínicos que incluyeron a 286 participantes de entre 20 y 70 años. Estos estudios, realizados en países como Malasia, Brasil, India, Estados Unidos y los Países Bajos, compararon el impacto de los ejercicios acuáticos con otros tipos de ejercicios en adultos con sobrepeso u obesidad, definidos como aquellos con un Índice de Masa Corporal (IMC) de al menos 30. El análisis reveló que las personas que realizaron ejercicios acuáticos durante 10 semanas o más lograron una reducción promedio de peso de casi tres kilos y una disminución de tres centímetros en la circunferencia de la cintura.

Los tipos de ejercicio acuático incluidos en el estudio abarcaron aeróbicos, zumba, yoga y jogging en el agua. En la mayoría de los ensayos, las sesiones de ejercicio fueron realizadas dos o tres veces por semana, con una duración de aproximadamente 60 minutos por sesión. Los resultados mostraron que las mujeres y las personas mayores de 45 años fueron las que más se beneficiaron de estos ejercicios acuáticos.

Ventajas adicionales del ejercicio acuático

Más allá de la pérdida de peso, el ejercicio acuático ofrece una serie de beneficios adicionales que lo convierten en una opción ideal para las personas con obesidad. Uno de los principales beneficios es que no genera impacto en las articulaciones. Esto se debe a que el agua absorbe el impacto que el cuerpo experimentaría al hacer ejercicio sobre superficies duras. “Las personas con obesidad tienen un mayor riesgo de sufrir lesiones en las rodillas y caderas debido al exceso de peso, por lo que los ejercicios acuáticos ofrecen una forma de fortalecer el cuerpo sin causar daños adicionales”, explica Alberto García Bataller, doctor en ciencias de la actividad física y docente especializado en natación en la Universidad Politécnica de Madrid.

La temperatura del agua también juega un papel fundamental en la efectividad de los ejercicios acuáticos. Mientras que la temperatura corporal de una persona se mantiene alrededor de los 36 grados Celsius, el agua de una piscina deportiva suele estar entre 26 y 27 grados. Esta diferencia de temperatura genera un mayor gasto metabólico, ya que el cuerpo necesita utilizar más energía para mantener su temperatura interna en equilibrio. Esto hace que el ejercicio acuático sea más eficiente en términos de quema de calorías en comparación con el ejercicio en tierra.

Mejora de la funcionalidad y movilidad

Una de las mayores ventajas del ejercicio acuático es que, aunque no siempre se note una pérdida de peso inmediata, contribuye a mejorar la movilidad y la funcionalidad corporal. Las personas con sobrepeso, que a menudo experimentan limitaciones en su capacidad para moverse debido a su peso, descubren que el ejercicio en el agua les permite mejorar su agilidad y coordinación. «Las personas que realizan ejercicio acuático experimentan un aumento en su capacidad para moverse con mayor facilidad, evitar caídas y mejorar la coordinación», explica García Bataller.

Además, el ejercicio acuático también mejora la capacidad respiratoria, un área que a menudo se ve afectada por el exceso de peso. “El agua obliga a las personas a coordinar mejor su respiración, lo que fortalece la musculatura respiratoria”, señala García. Al hacerlo, las personas obesas mejoran su capacidad para respirar adecuadamente durante el ejercicio, lo que a su vez fortalece su sistema cardiorrespiratorio.

Impacto en la autoestima y la psicología

El ejercicio acuático no solo tiene beneficios físicos, sino también psicológicos. Para muchas personas con obesidad, el simple hecho de ponerse un bañador y exponerse en público puede ser una barrera emocional significativa. Sin embargo, el agua actúa como un «velo» que reduce la atención sobre el cuerpo y permite que las personas se concentren en el ejercicio en lugar de en su apariencia física. Según Juan Carlos Colado, director de la Unidad de Investigación en Deporte y Salud de la Universidad de Valencia, el agua puede ser un medio terapéutico que ayuda a las personas a redescubrir su cuerpo y su capacidad de movimiento. «Una vez que las personas con obesidad superan la barrera inicial de entrar al agua, se sienten más libres y empiezan a ganar más confianza», explica Colado.

Este proceso puede tener un impacto profundo en la autoestima, ya que las personas dejan de sentirse tan observadas y comienzan a disfrutar de los beneficios de moverse en el agua sin preocuparse por la imagen corporal. Colado señala que, con el tiempo, el ejercicio acuático puede ayudar a las personas con obesidad a sentirse más seguras y cómodas en su propio cuerpo.

Un futuro prometedor para la investigación

Aunque los resultados del estudio actual son prometedores, los investigadores coinciden en que aún es necesario realizar más investigaciones a largo plazo para evaluar la eficacia de los ejercicios acuáticos en comparación con otros tipos de ejercicio, así como para medir los efectos sostenidos a lo largo del tiempo. A pesar de ello, los hallazgos iniciales refuerzan la importancia de incorporar actividades acuáticas en los programas de tratamiento para personas con sobrepeso u obesidad, con el objetivo de mejorar su salud física y mental.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad