Cohousing una alternativa de vivienda para personas mayores.

Cohousing una alternativa  de vivienda para personas mayores.
This undated photo provided by Joanna Vander Plaats shows residents of Newberry Place Cohousing Community in Grand Rapids, Mich. Cohousing developments are designed to foster interaction between neighbors. The developments are generally built to be pedestrian-friendly with parking out of view. Front Porches face each other so neighbors can more easily talk. (Joanna Vander Plaats via AP)

¿Qué es cohousing?

El término cohousing o covivienda se refiere a un modelo de vivienda en la que una comunidad de individuos tiene casas independientes pero comparte espacios y servicios. Es más o menos como un micro-condominio con la diferencia de que las áreas comunes son realmente aprovechadas y el tipo de áreas comunes se ajusta a los dueños de la comunidad.

Vivir con todo pero sin excesos

En una casa típica hay habitaciones, baños, sala, comedor, cocina, cuarto de pilas y bodega.  De todos estos espacios, ¿qué tanto usamos todos, todo el tiempo y con necesidad de privacidad? Yo diría que solamente las habitaciones y los baños cumplen con esta premisa. Incluso se podría agregar una pequeña sala y un espacio de cocina.

No decimos  cocina porque no nos referimos a la imagen típica de una cocina espaciosa con muchos muebles llenos de vajilla que se nos olvida que tenemos. Me refiero a un espacio donde se pueda tener lo básico: fregadero, refrigerador, microondas, vajilla y área para comer. Claro, siempre con un diseño funcional, agradable y estético.

¿Y todo lo demás?

Aquí es donde entra la magia. Entre los espacios/servicios compartidos, puede haber una buena cocina. De esas en las que da gusto estar horas cocinando. Como estamos entre amigos (o familia), podemos hacer del cocinar una actividad social. Incluso se podría pensar en contratar un chef que se encargue de cocinar para todos.

Contar con un comedor enorme, de esos que usamos una vez al año cuando nos visita toda la familia y amigos, también sería de uso común.

Este modelo de casas igual tendrán  un comedor pequeño que permita estar en privacidad cuando queramos pero no tendremos que pensar en gastar metros cuadrados (o más bien, costo de construcción y mantenimiento) en un espacio de tan poco uso como lo es un comedor espacioso.

El área de pilas también se puede compartir. Con un área que esté subdivida, de manera que cada persona pueda colgar su ropa en privacidad pero que todos compartan (y se ahorren costos de) lavadora, secadora, lavamanos, área de planchado y demás…

¡La bodega! ¡Casi por definición es un lugar que no queremos ni ver! Las cosas que están ahí no las usamos mucho y, por lo mismo, tampoco tenemos problema con compartirlas. Imaginen que en su comunidad de amigos compartan una bodega de herramientas. En vez de que 5 grupos familiares compren 5 sets de herramientas, pueden organizarse, comprar uno solo y compartirlo. Se guardaría en la bodega comunal, al alcance de todos.

Pensemos a futuro

Este sistema permite conservar bastante independencia pero también garantiza mucha interacción social. El cohousing fomenta la colaboración, la participación, la interacción, los pasatiempos y la sostenibilidad. Incluso, si este espacio se planea pensando en el futuro, se puede diseñar de manera que sea completamente inclusivo y de acceso universal. Así todos se pueden desplazar libremente y disfrutar de autonomía en el espacio.

En España hay actualmente 34 grupos de vivienda colaborativa para personas mayores, de los que seis están en Cataluña, y el perfil de su usuario es el de una mujer, culta, de profesión maestra o enfermera y de más de 65 años, según un estudio presentado hoy por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

La covivienda, llamada también ‘cohousing’, son proyectos de viviendas para fomentar la vida en comunidad, la ayuda mutua y compartir los servicios asistenciales entre personas mayores.

Según el estudio MOVICOMA, el primero que se hace en España sobre covivienda sénior, evitar sobrecargar a los familiares o la percepción negativa de las residencias son algunos de los motivos por lo que escogen este nuevo modelo de convivencia.

El estudio, que ha seguido a 13 de los 34 grupos existentes, ha establecido que el perfil medio de los usuarios de la covivienda es el de una mujer, con nivel educativo medio-alto y que trabajaba en los ámbitos de la educación, de la sanidad o de entidades sociales, y ha comprobado que por cada 10 mujeres hay 3,5 hombres viviendo en «cohousing» en España.

Las primeras experiencias en España de esta convivencia sénior se remontan al año 2000.

Recientes estudios  han revelado que el principal motivo para vivir en un proyecto de vivienda colaborativa es «envejecer con autonomía, compartir y vivir en comunidad y disponer de un entorno y unos servicios adecuados».

Sólo tiene sentido ser activo cuando puedo decidir, lo  que destaca que las personas que deciden esta forma de vivir «tienen un capital social, cultural y político que les permite sacar adelante proyectos exigentes como estos de manera autogestionada, que forman grupos con experiencias y estilos de liderazgo diferentes, pero acostumbran a funcionar todos de una manera muy participativa y se constituyen en cooperativas.

Expertos afirman que las personas que escogen el ‘cohousing’ lo hacen porque ven que los trabajos de cuidado de mayores son insostenibles en las familias y generan formas de explotación que sufren especialmente las mujeres.

También afecta la reducción de la familia nuclear y de las redes de apoyo, el retraso de la maternidad y paternidad, los cambios laborales y la creciente movilidad social, que hacen que las personas que se hacen mayores no quieran ser una carga para sus hijos.

Al mismo tiempo, el estudio señala que cada vez hay más personas sin hijos, solteras o divorciadas que buscan alternativas de futuro «ante un estado del bienestar en crisis».

Otra de las motivaciones es, según el trabajo, «la percepción negativa de las residencias y centros geriátricos».

En la mayoría de casos no pueden acceder a una plaza pública, pero tampoco pueden asumir el coste de una residencia privada, y ven esta opción como el primer paso para perder la autonomía personal y, por tanto, la dignidad.

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