¿Por qué es peligroso vender tu iris y por qué lo frena el Gobierno?

¿Por qué es peligroso vender tu iris y por qué lo frena el Gobierno?

La moda de vender el iris a cambio de criptomonedas entraña ciertos peligros y por ello, este miércoles, la Agencia Española de Protección de Datos ha prohibido su comercialización. La práctica consiste en permitir a una compañía el escaneao del ojo a través de una esfera plateada conocida como the orb y, a cambio, recibir una suma de monedas digitales cuyo valor podría llegar a alcanzar los 200 euros

Worldcoin, la empresa operadora de este mercado, ha logrado captar a más de 400.000 usuarios en España. Además, la compañía fijó su sede en Barcelona, y los centros comerciales de la ciudad, junto con los de Madrid y Valladolid, se han plagado de puestos instalados por la firma.

«Tiene los mismos peligros que cuando te copian el DNI»,  avisa sobre el hecho de vender el iris José Alejandro Casamitjana, ingeniero informático y experto en ciberseguridad. Según describe, el modus operandi de estas empresas se basa en transformar los datos biométricos en algoritmos con el pretexto de funcionar como un factor de autenticación.

Sin embargo, Worldcoin afirma garantizar la privacidad de los datos, y asegura que promociona «un pasaporte más humano para internet». Lo llama la identificación mundial 2.0, y lo anuncia como «una nueva forma de verificar las cuentas en línea». Según ha expresado Sam Altam, creador de la empresa y fundador de ChatGPT, la recogida de patrones biométricos es una forma de mostrar que el internauta es verdaderamente una persona, y no un robot.

Las posibles amenazas

El principal peligro, según comenta el experto a 20minutos, es el riesgo de que estos datos se puedan revender a terceros. «Es una cuestión de oferta y demanda», agrega, y una vez captada la información, esas terceras empresas «pueden hacer lo que quieran» con ella. «Pueden suplantar tu identidad»,  incide Casamitjana. 

La Agencia Española de Protección de Datos, antes de su decisión de prohibir estas operaciones, recibió varios denuncias relacionadas con el tratamiento de datos por parte de Worldcoin. Fuentes de la AEPD dijeorn a Efe que procedían de la Comunidad de Madrid y de Cataluña y que estaban en «fase de análisis». La agencia alertó de los riesgos de compartir el iris con este tipo de compañías. Según se expresa en el reglamento 2016/679 del Parlamento Europeo relativo a la protección de datos (RGPD), «el uso de datos biométricos conlleva elevados riesgos para los derechos de los interesados», y recomienda «usar medios menos intrusivos». 

Esta normativa recoge la definición de patrones biométricos como «datos personales que permitan o confirmen la identificación única de dicha persona, como imágenes faciales o huellas dactilares». En un mundo donde la inteligencia artificial es omnipresente, es fundamental conocer los riesgos de compartir estas evidencias.

¿Por qué es tan importante el iris?

Tal y como expresa el experto en Oftalmología de la clínica Bonafonte, Elio Díez-Feijóo, «el iris es una manera única de identificar a las personas, y su forma es una contraseña muy compleja». Equivalentes a los datos dactiloscópicos, al vender esta información el usuario está «cediendo algo totalmente propio».

Vender el iris a cambio de criptomonedas: la moda que ha llegado a Barcelona y pone en peligro los datos personales

El doctor hace una distinción entre las huellas dactilares y el resto de datos biométricos, calificando los ojos como los más complejos, debido a que usan «dos parámetros en vez de uno». Tal y como explica, a la hora de captar el iris hay que atender «tanto a la forma como a los colores».

El iris se forma a partir de una unión completamente aleatoria de músculos y tejidos conectivos. Existen teorías que inciden en que se puede identificar si una persona está enferma a través de sus ojos, y esto podría ser un motivo ilegítimo para la captación de los patrones biométricos, si bien Díez-Feijóo aclara que «a día de hoy sería muy raro, y solo pasaría con enfermedades muy anormales».

Tanto Casamitjana como Díez-Feijóo coinciden en que existen peligros detrás de lo que a simple vista parece un negocio inofensivo. Sin embargo, si los datos ya han sido cedidos, se debe intentar «no usar el iris para ninguna otra transacción«, expresa el ingeniero, que añade que hay que informarse de lo que se consiente antes de vender estos datos.

Fuente. 20 minutos

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