El Temor de los politicos
El gran temor de los políticos del siglo XXI, es el que dirán en las redes sociales. Pero si siembre ha existido el qué dirán, claro está que no con el mismo impacto que hoy nos proporcionan los medios digitales. Si dejaran ese temor de lado y aprovecharán al máximo todo lo que ofrece el Branding puede llegar a ser muy interesantes como producto político.
Este término anglosajón, tiene temblando a más de uno, a la hora de buscar su estrategia de marca personal. Los partidos políticos hoy se gestionan como club privados donde se reservan el derecho de admisión y se comparte el más estricto sentido de pertenencia por parte de sus miembros, donde no son bienvenidos aquellos que no tengan la misma opinión. Error mayúsculo, el cual nos indican que no se centran en el ciudadano, que es la razón de ser de la estrategia.
En la actualidad los partidos políticos temen a ser gestionados como marca comercial, el pánico de saber que están llegando al fin del ciclo de la vida del producto, les aterroriza. La regeneración, el cambio de chip, son palabras que no quieren escuchar, pero que es necesario hacerlo si quieren estar visibles y quieren sobrevivir a la tormenta, y pelear por una cuota de mercado electoral.
La problemática generalizada por la que atraviesan hoy por hoy los políticos son los constantes escándalos a los cuales son sometidos, algunos reales otros ficticios, pero no dejan de ser un escándalo, que ponen en entre dicho las insignias de un grupo político al cual los simpatizantes no están dispuestos en seguir defendiendo.
La ideología y la reputación son la base fundamental de la campaña, es por ello aconsejable realizar una reingeniería, lanzando un producto nuevo fresco, que genere confianza en el mercado potencia.
Estos cambios actualmente demuestran la estrategia que se viene planteando en la cual es preferible promocionar el candidato con su frescura como producto, y no la marca como tal asociada a su corriente política, que identificara el ciudadano por aquellas promesas no cumplidas. Pero construir una marca no es nada fácil, requiere de un tiempo y un plan estratégico creado de manera cuidadosa, que centre todo su esfuerzo en generar confianza, que a la larga se tiene que estar sosteniendo durante todo el tiempo del periodo de gobierno.
El objetivo del Branding dentro de una campaña política está en lograr identificar las diferencias que existen dentro de los valores de la marca, y comunicarla a su mercado objetivo generando confianza de consumo que se ve reflejada en las urnas. Pero la problemática de los partidos políticos crece día a día fallando de una manera reiterativa incluso incumpliendo en esa promesa de marca, generando incertidumbre y desconfianza entre sus electores.
Frente a esta situación los partidos políticos han entrado en el descrédito del contrario, su estrategia la centran generar un pánico frente al adversario ha quedado de lado la estrategia del buen producto, que en pocos espacios hace rentable el efecto, mostrando propuestas claras, reales y prácticas que brinden a ciudadanos alternativas, que motiven al interés de escucharlos, de verlos y más aun de seguirlos a través de las redes sociales.
Pero el miedo los atormenta, el equipo de apoyo que les gestiona su estrategia comunicación, enfoca el plan en el descrédito del oponente, en cómo convencer de los peligros que ofrece el opositor, pero dejan de lado un planteamiento común. “La población no es tonta” por más que ese hable mal de un producto cada uno quiere experimentar por si mismo con ese producto, que le identifica, aún más cuando el descrédito lo convierte en víctima, se inicia un procesos de apego y defensa, llegando a considerarse en defensor de esos intereses que ofrece el candidato.
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