Con la llegada del verano, la gastronomía se transforma. No se trata solo de buscar platos ligeros o refrescantes, sino de reconectar con una forma de comer más experiencial, cercana y emocional. El verano de 2025 nos trae una tendencia clara: disfrutar de la comida al aire libre, en formatos más desenfadados, con productos de proximidad y propuestas creativas que conectan con lo esencial.
Del plato al momento: el auge del «slow food outdoor»
En un contexto donde el estrés cotidiano pide tregua, el concepto de “slow food al aire libre” está ganando terreno. No hablamos de picnic improvisado, sino de experiencias cuidadas: menús de autor en terrazas escondidas, cenas temáticas entre viñedos, showcookings en playas o mercados que se convierten en gastroespacios nocturnos.
Las ciudades como Valencia, Málaga o San Sebastián están liderando iniciativas donde chefs locales cocinan in situ con productos del día, bajo una filosofía clara: menos es más, pero con sabor auténtico.
La cocina fría como arte creativo
Gazpachos reinventados con frutas de temporada, ceviches con pescados locales, ensaladas con texturas sorprendentes y postres sin horno: la cocina fría está viviendo un renacimiento gracias a chefs que la ven como una oportunidad para experimentar. Este verano, se apuesta por platos visuales, coloridos, saludables y fáciles de compartir.
¿Una estrella de este año? La ensaladilla deconstruida con encurtidos caseros y chips de yuca, servida en tarros individuales para disfrutar en terrazas o llevar a casa.
Bebidas que cuentan historias
La coctelería también se adapta al verano. Más allá del clásico mojito o la sangría, los bares apuestan por creaciones con base de infusiones frías, frutas fermentadas, kombuchas artesanales y mocktails (cócteles sin alcohol) con toques herbales.
El storytelling es clave: cada trago viene acompañado de una pequeña historia el origen del ingrediente, la inspiración detrás del nombre o la anécdota del barman, lo que convierte el acto de beber en una experiencia sensorial completa.
Cocinas del mundo, pero de kilómetro cero
Una de las tendencias más potentes de este verano es fusionar recetas internacionales con productos locales. Así nacen propuestas como el taco manchego de cordero, la pizza con queso de cabra y higos de secano, o el poke mediterráneo con bonito del norte y aliño de alcaparras.
Los restaurantes no solo cocinan, también educan: muchas cartas incluyen referencias al productor, la cooperativa o el agricultor, acercando al comensal al origen de lo que consume.
¿Y en casa? La revolución del “batch cooking fresco”
No todo ocurre en terrazas y bares. El verano también transforma las cocinas domésticas. El batch cooking, esa técnica de cocinar por adelantado para varios días, se reinventa con platos fríos y saludables: cremas, arroces fríos, ensaladillas, verduras encurtidas y platos con legumbres templadas. Todo pensado para comer bien sin pasar horas frente a los fogones.
Plataformas como TikTok o Instagram están llenas de tutoriales con ideas para preparar menús semanales de verano sin encender el horno, fomentando una cocina casera, ligera y creativa.
Comer bien, vivir mejor
El verano 2025 no es solo una estación, es una excusa perfecta para reconectar con el placer de comer sin prisas, en buena compañía y en entornos que suman. La gastronomía se convierte en el vehículo perfecto para crear recuerdos, compartir y disfrutar. Este verano, el buen comer no está solo en el plato… está en el momento.












































