Una reciente encuesta realizada por la plataforma AI Resume Builder revela una tendencia que no puede ignorarse: aproximadamente el 30 % de las empresas tienen planes de reemplazar parte de su personal con herramientas de inteligencia artificial. Este dato plantea un reto doble: por un lado, abre un nuevo escenario para la gestión del talento; por otro, exige a los consultores, directivos y profesionales una reflexión sobre el rol del factor humano en un entorno cada vez más automatizado.
El dato y su relevancia
De acuerdo con los resultados, alrededor del 21 % de las empresas ya declaró haber sustituido ciertos roles por IA este año, y muchas de las que planean hacerlo estiman que entre el 10 % y el 45 % de su fuerza laboral podría verse afectada.
Este volumen de cambio no es anecdótico: si se generaliza, la implicación para el mercado laboral, la cultura de empresa y la estrategia de recursos humanos será profunda.
Implicaciones para la empresa
- Transformación organizativa: No se trata únicamente de sustituir personas por máquinas, sino de replantear procesos, roles y competencias. La automatización libera tiempo —y también exige reentrenamiento y reconversión.
- Gestión del talento: Las empresas necesitarán nuevos perfiles —personas capaces de definir, supervisar y colaborar con sistemas de IA— mientras que otros perfiles podrían volverse prescindibles o cambiar de forma radical.
- Cambio cultural: La implantación de IA impacta en la cultura corporativa. Equipos que resistían hasta ayer a la digitalización ahora se enfrentan al reto de convivir con algoritmos, bots o agentes inteligentes. La comunicación interna, la transparencia y la formación se convierten en ejes clave.
- Dimensión ética y social: Sustituir plantilla humana por IA no solo es una cuestión de eficiencia. Está en juego la responsabilidad corporativa, la sostenibilidad laboral, la percepción social de la empresa y el riesgo de desmotivación o pérdida de identidad organizativa.
¿Qué significa para España?
Aunque el sondeo es de alcance general, para el mercado español presenta varios matices:
- En un contexto en que las pymes constituyen la mayoría del tejido empresarial, el impacto puede variar drásticamente según tamaño y sector.
- Para empresas de consultoría con un rol de especialista en transformación, marketing y protección de datos, este escenario abre múltiples oportunidades: asesoría para implementación de IA, diseño de estrategias de acompañamiento al cambio, formación para directivos y empleados, análisis del impacto en el cumplimiento normativo y en la ética de datos.
- En la estrategia de marca, comunicar con transparencia cómo se integra la IA puede convertirse en un diferencial de confianza para clientes y socios.
Retos y cómo abordarlos
- Reskilling y upskilling: La formación continua pasa de ser opcional a esencial. Cada empresa que implemente IA debe contemplar invertir en capacidades humanas de supervisión, interpretación y mejora de estos sistemas.
- Cambio de mindset: No basta con instalar tecnología: el liderazgo debe fomentar una mentalidad abierta al cambio, incentivar la experimentación, tolerar errores y reconocer que la IA es una herramienta, no un sustituto de la reflexión estratégica y humana.
- Compliance y ética: Las implicaciones en protección de datos, transparencia algorítmica, sesgos y responsabilidad legal son cada vez mayores. Como consultor en protección de datos, puedes orientar a empresas para que integren estas variables desde el inicio.
- Comunicación y reputación: Las empresas que comuniquen bien su transición hacia IA en términos de mejoras, implicaciones para la plantilla, y beneficios para clientes tendrán ventaja en la captación y fidelización. El silencio o la opacidad pueden generar alarma e incertidumbre.
Perspectivas de futuro
La adopción de IA no es un fenómeno pasajero. Según otro informe, el 68 % de los líderes empresariales siguen viendo la IA como una oportunidad, aunque ese porcentaje ha caído desde el 82 % del año anterior. Esto indica que la cuarentena del entusiasmo deja paso a una fase más crítica, donde se analizan resultados, riesgos y retornos.
Para consultores, directivos y profesionales del marketing, del talento y de la protección de datos, esto obliga a acompañar los proyectos de IA con visión integral: estrategia, cultura, ética, tecnología y personas.
La estadística de que casi un tercio de las empresas barajan reemplazar personal por inteligencia artificial no debe causar solo inquietud, sino servir como alerta estratégica: un recordatorio de que la disrupción digital ya no es horizonte, sino realidad.
En este contexto se confirma que el rol como consultor, estratega de marketing digital, publicista, asesor, especialista en protección de datos tiene más sentido que nunca: acompañar a empresas en este tránsito humanizando la tecnología, construyendo confianza, formando talento será una de las claves de éxito empresarial en los próximos años.









































