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Feria de Albacete 2025: balance de una edición histórica

La Feria de Albacete 2025, celebrada entre el 7 y el 17 de septiembre, se despidió dejando tras de sí un balance histórico. La ciudad volvió a vestirse de gala durante diez días que transformaron por completo su ritmo cotidiano. Desde la emblemática Puerta de Hierros hasta el último rincón del Recinto Ferial, cada espacio se llenó de vida, de música, de gastronomía y de encuentros que reforzaron el vínculo entre tradición y modernidad.

Albacete vivió una edición marcada por la afluencia masiva de visitantes más de 2,7 millones de personas recorrieron sus calles y casetas y por un impacto económico récord, estimado en más de 135 millones de euros. Hoteles y alojamientos se ocuparon al completo, la hostelería multiplicó su facturación y el comercio local experimentó uno de sus mejores periodos del año.

Pero la Feria no fue solo cifras. Fue también emociones, recuerdos y experiencias compartidas. Familias enteras disfrutaron de actividades infantiles y atracciones; los jóvenes encontraron en conciertos y carpas un punto de encuentro vibrante; y los turistas internacionales descubrieron una ciudad hospitalaria, orgullosa de sus raíces y abierta al mundo.

La gastronomía volvió a ser uno de los ejes centrales de la celebración. Los visitantes hicieron largas colas para degustar los icónicos chorimorci, mientras que las tapas de autor y las propuestas de fusión sorprendieron a los paladares más curiosos. Comer y compartir se convirtió, una vez más, en el hilo conductor de la experiencia ferial.

Además, la edición de 2025 estuvo marcada por la digitalización y la sostenibilidad. Una aplicación móvil permitió acceder al programa y localizar casetas con facilidad, mientras que las campañas de reciclaje y reducción de plásticos lograron una respuesta positiva de hosteleros y visitantes. La Feria, sin perder su esencia popular, dio un paso más hacia un modelo moderno, responsable y preparado para el futuro.

En definitiva, la Feria de Albacete 2025 demostró por qué está considerada una de las más importantes de España y por qué fue reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Fue una celebración que unió tradición y modernidad, que generó riqueza y empleo, que reforzó la marca ciudad y, sobre todo, que dejó una huella imborrable en todos los que la vivieron.

  1. Una tradición que volvió a emocionar

La Feria de 2025 reafirmó su esencia como espacio de encuentro intergeneracional. Miles de albaceteños, turistas nacionales y visitantes extranjeros recorrieron diariamente el Paseo Ferial y se detuvieron en las casetas, demostrando que el arraigo popular sigue siendo el alma del evento.

Los actos culturales y religiosos mantuvieron su fuerza, con especial protagonismo de la Ofrenda de Flores a la Virgen de Los Llanos, que reunió a miles de fieles y asociaciones vecinales. La música también tuvo un papel clave: los conciertos al aire libre y las actuaciones en recintos privados completaron un cartel diverso que atrajo a públicos de todas las edades.

En paralelo, la Feria volvió a ser escenario de tradiciones taurinas, que registraron una notable afluencia en la Plaza de Toros, considerada una de las más importantes del panorama nacional.

  1. El impacto económico: motor de septiembre

El balance económico de la Feria 2025 fue espectacular. Asociaciones empresariales y hosteleras confirmaron que el evento generó alrededor de 135 millones de euros en beneficios, superando en más de un 10% las cifras de la edición anterior.

Hotelería y alojamientos

Los hoteles de la ciudad colgaron el cartel de completo desde varios días antes del inicio de la Feria. La ocupación hotelera se mantuvo en el 100% durante los diez días, y lo mismo ocurrió con apartamentos turísticos, casas rurales y viviendas vacacionales de toda la provincia.

Restauración y hostelería

La hostelería fue, un año más, uno de los sectores más beneficiados. Bares, restaurantes, peñas y tascas multiplicaron su facturación, con incrementos de hasta un 300% respecto a un mes normal. Muchos establecimientos reportaron que duplicaron sus plantillas para poder atender la elevada demanda.

Comercio y servicios

El comercio local también se vio reforzado: tiendas de moda, accesorios y recuerdos típicos de la ciudad registraron un aumento significativo de ventas. Además, sectores como el transporte, la limpieza, la seguridad privada o las empresas de espectáculos obtuvieron un fuerte impulso.

Empleo temporal

El incremento de la actividad se tradujo en miles de contratos temporales, especialmente para jóvenes y estudiantes, consolidando a la Feria como un generador de empleo estacional fundamental para la economía local.

  1. Gastronomía: la gran protagonista

La Feria volvió a consolidarse como un festival gastronómico en sí mismo. El Recinto Ferial se convirtió en un enorme comedor colectivo en el que los visitantes pudieron disfrutar de la cocina manchega más tradicional junto a nuevas propuestas de autor.

  • Los clásicos que nunca faltaron: el chorimorci, los embutidos de las peñas, el rabo de toro, los miguelitos entre otros. Y el queso manchego, siempre acompañados de vinos con DO La Mancha, Manchuela o Jumilla.
  • La innovación: varios restaurantes sorprendieron con tapas de fusión, reinterpretaciones de platos típicos y maridajes con cervezas artesanas y cócteles.
  • El tapeo itinerante: recorrer casetas y probar diferentes especialidades volvió a ser una de las actividades más disfrutadas por los visitantes, que valoraron la relación entre gastronomía y convivencia como una de las señas de identidad de la Feria.

El sector agroalimentario aprovechó además para promocionar productos locales, organizando catas, degustaciones y concursos gastronómicos que atrajeron a un público interesado en conocer y valorar los sabores de la tierra.

  1. Promoción empresarial y marca ciudad

La Feria 2025 se consolidó como un escaparate de promoción para empresas, emprendedores e instituciones. Numerosas marcas patrocinaron conciertos, competiciones deportivas y actividades culturales, vinculando su imagen a un evento de enorme alcance mediático.

En el plano digital, la Feria tuvo una repercusión histórica: la etiqueta #FeriaAlbacete2025 fue tendencia nacional en varias jornadas, alcanzando millones de interacciones en redes sociales. Transmisiones en directo, concursos y campañas online ampliaron la visibilidad del evento más allá de las fronteras locales.

La ciudad ganó así en reputación y proyección, posicionándose como un destino turístico cultural y gastronómico que va más allá de septiembre.

  1. Afluencia récord y diversidad de públicos

La edición 2025 superó las previsiones de asistencia. Más de 2,7 millones de personas visitaron la Feria, batiendo el récord de ediciones anteriores.

La diversidad de públicos fue un factor clave en este éxito:

  • Familias enteras acudieron para disfrutar de actividades infantiles y atracciones.
  • Jóvenes llenaron los conciertos, carpas y zonas de ocio nocturno.
  • Turistas internacionales, procedentes de países europeos y latinoamericanos, resaltaron la hospitalidad y la riqueza cultural de la ciudad.

El refuerzo en transporte, seguridad y servicios sanitarios permitió mantener un ambiente festivo y seguro, aspecto muy valorado por los visitantes.

  1. Una Feria más sostenible y digital

La edición de 2025 se caracterizó también por el avance en sostenibilidad y digitalización.

  • Se redujo notablemente el uso de plásticos de un solo uso gracias a acuerdos con proveedores de hostelería.
  • Se instalaron más puntos de reciclaje y campañas de concienciación medioambiental.
  • Una aplicación móvil permitió a los asistentes consultar el programa, localizar casetas y recibir alertas en tiempo real, lo que mejoró notablemente la experiencia de los visitantes.

Estas medidas fueron recibidas de manera muy positiva, marcando un camino hacia un modelo de Feria más moderno y responsable.

Sin duda alguna La Feria de Albacete 2025 no solo cumplió con las expectativas, sino que las superó ampliamente. Con récord de asistencia, un impacto económico sin precedentes y una proyección internacional reforzada, la ciudad vivió diez días que quedarán grabados en la memoria colectiva.

El balance fue unánime: la Feria volvió a ser sinónimo de tradición, hospitalidad y modernidad. Una celebración que reafirmó a Albacete como una ciudad capaz de conjugar pasado y futuro, cultura popular y oportunidades de negocio, fiesta y desarrollo económico.

Más que nunca, la Feria se consolidó como un motor de crecimiento y un símbolo de identidad que proyecta a la ciudad hacia nuevos horizontes.

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