Desde diciembre de 2024, la comunidad científica sigue de cerca la trayectoria del asteroide 2024 YR4, cuyo impacto con la Tierra en diciembre de 2032 sigue siendo una posibilidad, aunque su probabilidad varía constantemente.
Un asteroide bajo vigilancia
El 2024 YR4 fue descubierto a finales de 2024 y, dada su posible trayectoria de colisión con nuestro planeta, fue sometido de inmediato a un riguroso monitoreo por parte de la NASA y otras agencias espaciales. Inicialmente, el riesgo de impacto se estimó en un 1,2%, pero en cuestión de días aumentó por encima del 2% y posteriormente superó el 3%. Sin embargo, menos de 24 horas después de esta última actualización, la NASA informó que la probabilidad había descendido nuevamente al 1,5%.
Estas fluctuaciones son normales en la evaluación de objetos cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés). Actualmente, el asteroide se encuentra en el nivel 3 de la Escala de Turín, que clasifica el peligro de impacto de cuerpos celestes. Muy pocos asteroides han alcanzado esta categoría, y aún menos han llegado al nivel 4. De hecho, ningún objeto ha superado este umbral desde que la escala fue establecida.
Uno de los casos más conocidos fue el del asteroide Apophis, que en su momento alcanzó el nivel 4 ante la posibilidad de impactar en 2029. Con el tiempo, un análisis más detallado permitió descartar la amenaza, y hoy en día su riesgo de impacto ha sido reducido a nivel 0. La mayoría de los astrónomos creen que algo similar ocurrirá con 2024 YR4 a medida que se refinan los cálculos.
¿Qué pasaría si 2024 YR4 impactara en la Tierra?
Las estimaciones actuales indican que el asteroide tiene un diámetro de entre 40 y 90 metros. Aunque está lejos de representar un peligro global, su impacto en una zona habitada podría causar daños significativos, comparables a los del evento de Tunguska en 1908. En aquella ocasión, un asteroide de entre 100 y 200 metros de diámetro explotó sobre Siberia, arrasando millas de kilómetros cuadrados de bosque. De haber ocurrido sobre una ciudad, las consecuencias habrían sido devastadoras.
Si 2024 YR4 estuviera en rumbo de colisión, los científicos podrían calcular con precisión su trayectoria con suficiente antelación, lo que permitiría tomar medidas preventivas, como evacuaciones en áreas de riesgo.
Un futuro aún incierto, pero con muchas miradas puestas en él.
Por el momento, cualquier escenario catastrófico sigue siendo especulativo. Lo que sí es cierto es que el asteroide está bajo una vigilancia constante. En los próximos meses, se utilizarán herramientas más avanzadas para analizar su trayectoria, incluido el telescopio espacial James Webb, el más potente de la actualidad.
Si existiera un riesgo real, la comunidad científica lo sabría con tiempo suficiente para actuar. Sin embargo, si la historia de otros asteroides sirve de referencia, lo más probable es que 2024 YR4 termine siendo solo una anécdota en las conversaciones de sobremesa, más que una verdadera amenaza para la humanidad.
Leave a Reply